Camino espiritual, crecimiento personal II
Crecimiento personal y camino espiritual, 2ª parte.
El camino del crecimiento personal es horizontal, hacia adelante.
Te invita a avanzar superando tus propios obstáculos.
Sean estos externos; experiencias, situaciones, personas, hechos.
O internos; creencias, hábitos, patrones.
El sendero espiritual es vertical, ascendente.
Te empuja a elevarte a través de muertes en vida.
Te pule, te lleva a lo desconocido, al vacío, a lo que la razón y el análisis no alcanza a comprender.
El primero requiere dopamina, serotonina, oxitocina.
Por eso hay quienes te venden esas hormonas como si fueras a una farmacia.
El segundo requiere atreverse a abandonar a quien crees que eres.
Por eso el verdadero, no se encuentra en tiendas ni en boticas.
El camino del crecimiento personal pretende empoderarte.
El camino espiritual, que comprendas tu vacuidad.
En el primero se te muestra cuánto poder posees.
En el segundo cual es tu nimiedad.
En uno, que tienes solo una oportunidad para vivir en plenitud, que la vida solo es una.
En el otro, que eres el resultado de eones de vidas y esta es solo otra más en la que continuar tu viaje hacia la trascendencia.
El primer camino te quiere enseñar a vivir.
El segundo camino te enseña a morir.
Uno te muestra que la vida se acaba y hay que aprovecharla.
Otro que la vida y la muerte son lo mismo, parte de un ciclo eterno.
Cuando creces como persona, trasciendes limitaciones mentales y emocionales, conectas con tu individualidad.
Cuando permites que tu alma siga creciendo, comienzas a transcender a un ego dominante, conectas con el Todo.
Uno juzga para tomar decisiones.
Otro, toma decisiones sin juzgar.
Y mucho más.
Es importante que conozcas los dos caminos, ambos te llevan a uno.
¿Pretendes que quienes te quieres llevar por el primero, sean capaces de acompañarte en el segundo?
Es posible, sí, lo es.
Pero no está al alcance de todo lo que se ofrece en este mercado.
Basta con observar desde tu centro sus mensajes, sus contradicciones, su humo, y lo verás.
No compres oro a quienes venden hojalata.
Continuará, quizás, porque hay mucha tela que cortar y bordar.
Malos tiempos para la lírica del alma.
¡Un abrazo!
César González.
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